Estos días han sido muy complicados para mí. El debate interno me ha generado serias dudas sobre mi rol social en esta suciedad.
En uno de esos días me dio un ataque de ira, me uní a un grupo de adolescentes –que estaba en la misma situación que yo- y juntos destruimos todo el prado de Florida. Ese prado que dicen que “es tuyo” lo hicimos nuestro por una noche. Dimos vuelta todo, unos bancos, tiramos unos tachos de basura, pisamos el pasto donde dice “Prohibido pisar el pasto”, rompimos unas flores. Re, re locos.
Pero, por si fuera poco, al otro día me junté con otros pibes y salimos a romper parabrisas de autos al mejor estilo organización Chaos Project de El Club de
(Abro paréntesis: Ahora que escribo la palabra parabrisas se me viene a la mente algo que escuché y observé un sábado a la noche, seguramente bajo los efectos de alguna bebida soviética mezclada con energizante en un boliche de Florida. Pasaron una “canción” que decía algo así como “parabrisas, limpiaparabrisas” y la pendejada local se puso a simular el movimiento del limpiaparabrisas con sus celulares encendidos en la mano haciendo un espectáculo de luz patético, fomentado por el MC del local, demostrándome una vez más que está perdida la juventud de ahora (no la de antes) y que este país es tan bananero como el reguetón)
Lo cierto es que rompimos parabrisas a lo loco. Que lindo, meta palo, vidrio roto, alarmas sonando (mentira, nadie usa alarma en Florida), catarsis, “pánico alucinatorio y frustración de la buena”*.
Por suerte soy un chico bien, de una familia “acomodada” y mis padres solucionaron todo abriendo la billetera y hablando con las autoridades (in)competentes.
Padre, la sociedad ya me castigó. Los medios capitalinos hicieron eco de los desmanes hasta 10 días (esto es posta) después de acontecidos los hechos, a través de sus corresponsales en Florida (?). Ahora espero el castigo de arriba y por mientras seguiré pasando por acá, de vez en cuando.
Ojalá que la vieja escuela blogger sepa perdonarme.
Lo cierto es que rompimos parabrisas a lo loco. Que lindo, meta palo, vidrio roto, alarmas sonando (mentira, nadie usa alarma en Florida), catarsis, “pánico alucinatorio y frustración de la buena”*.
Por suerte soy un chico bien, de una familia “acomodada” y mis padres solucionaron todo abriendo la billetera y hablando con las autoridades (in)competentes.
Padre, la sociedad ya me castigó. Los medios capitalinos hicieron eco de los desmanes hasta 10 días (esto es posta) después de acontecidos los hechos, a través de sus corresponsales en Florida (?). Ahora espero el castigo de arriba y por mientras seguiré pasando por acá, de vez en cuando.
Ojalá que la vieja escuela blogger sepa perdonarme.
*Massacre, Clavos y globos, El Mamut.
*Foto: viajandoporuruguay.blogspot.com